Revolución política
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Una revolución es un conjunto de cambios o modificaciones profundas de uno o varios aspectos[1].
Las revoluciones implican acciones colectivas, es decir, son llevadas a cabo por un grupo de personas que pertenecen a los sectores subalternos[2] de la sociedad, son ellos quienes se proponen destruir las bases del orden social vigente en ese momento, al cual consideran injusto, con el objetivo de construir uno nuevo.
Características de una revolución política.
Existen una serie de características necesarias para que una acción colectiva sea considerada una revolución de tipo política[3]. Las mismas son:
- Crisis del sistema de dominación: da cuenta de las dificultades que tiene el grupo dominante para continuar ejerciendo el poder, tal como lo había hecho hasta ese momento.
- Amplia participación de la población: gran parte de los sectores subalternos se resisten a continuar obedeciendo, se movilizan y actúan de manera conjunta contra la autoridad.
- Violencia: forma de expresar el descontento por parte de los dominados y la forma de defensa de los sectores que ejercen el poder.
- Sustitución de las autoridades: las acciones culminan con la destitución de las autoridades del viejo orden y el reemplazo por una nueva, surgida de los grupos revolucionarios.
- Capacidad de ejercer el poder: es necesario que las nuevas autoridades dispongan de los recursos necesarios para imponerse definitivamente sobre las fuerzas derrocadas.
- Constitución de un orden nuevo: se deben emprender políticas tendientes a la conformación de un nuevo orden social.
- ↑ Ejemplos de revoluciones que ya estudiamos son la neolítica o industrial, en ambos casos la dimensión que más cambia es el económico.
- ↑ Grupos marginales dentro de la sociedad, es decir, que son inferiores en el marco de una sociedad organizada de manera jerárquica.
- ↑ Ejemplos de estas revoluciones son la francesa (1789) o la Revolución de Mayo (1810) en nuestro territorio.